Hoy me presento ante ti no como un guardián distante, sino como una presencia cercana, viva, vibrante, que camina contigo desde siempre, incluso cuando no me recuerdas, incluso cuando crees que estás sola. Yo soy Miguel, el que sostiene tu espada de la verdad y extiende sobre ti su escudo de luz. Y hoy he venido a hablarte desde el corazón más profundo de tu alma.
He observado tu camino, tus dudas, tus ciclos repetidos, tus silencios más íntimos. He estado a tu lado en los días donde no sabías si tenías fuerzas para continuar. He sostenido tu energía cuando creías que no ibas a poder. Y ahora, en este instante, con toda la claridad de mi luz, vengo a decirte: el momento es ahora.
Sí, en efecto, el momento es ahora, no es mañana ni cuando tu creas que tienes más certezas ni cuando se disuelvan todos tus miedos. El momento para empezar a vivir tu verdad es este. Porque dentro de ti ya está todo lo que necesitas. Lo que falta no es fuerza, es decisión. Lo que falta no es que tengas máscapacidad, sino que te des a ti mismo el permiso. Ese que aún no te das para avanzar, para soltar lo que no eres, para mirar al mundo y decir: “Estoy aquí, con mi luz, con mi historia, con mi alma desnuda y dispuesta.”
No ignores más lo que ya sabes. No tapes tu sentir con excusas. No calles tu intuición por miedo a equivocarte o a decepcionar a otros. Es hora de poner los pies en tu camino, en el tuyo real, no en el que los demás quieren para ti. Porque lo que está en juego no es una simple decisión. Es tu libertad.
Hoy te pido algo muy sencillo y muy grande: que seas una persona honesta contigo misma al responder lo que te pregunto: ¿Qué estás sosteniendo solo por costumbre? ¿Qué estás haciendo solo para no romper la imagen que los demás tienen de ti? ¿Qué estás postergando porque no te crees lo suficientemente fuerte, preparada o valiosa? Quiero que sepas esto, y que no lo olvides nunca:
Eres más capaz de lo que crees. Eres más valiente de lo que te has permitido reconocer. Y sí, puedes. Puedes de verdad.
Pero para avanzar, primero hay que ver. Y eso significa que hoy debes mirar con claridad lo que llevas dentro. No para juzgarte, sino para recuperar el timón. Tal vez aún tienes heridas abiertas. Tal vez aún estás definiéndote por el dolor que viviste o por las veces en que fallaste. Pero tú no eres tu herida. Eres quien está sanando. Eres quien está creciendo. Eres quien está despertando.
Y sí, es verdad, aún hay miedo. Pero déjame decirte algo sagrado:
El miedo no se elimina, se atraviesa con los ojos abiertos y con el alma encendida. Teniendo la certeza de que no estás sola en tu camino y que tienes ayuda; teniendo la certeza de que si decides avanzar, cada paso que des moverá energías invisibles que están listas para asistirte.
Has sentido el llamado en tu interior. Lo sé. Lo has sentido en forma de incomodidad, de vacío, de ese “algo” que te falta y que no sabes nombrar. Ese llamado no es una casualidad. Es tu alma pidiendo verdad. Es tu vida pidiendo presencia. Es tu destino tocando la puerta.
Pero para abrirla, necesitas hacer espacio. Y eso implica soltar:
Soltar la necesidad de tenerlo todo controlado.
Soltar las versiones de ti que ya no resuenan.
Soltar la necesidad de gustar a todos.
Soltar las creencias que heredaste pero que nunca elegiste.
Soltar el relato del “no soy suficiente”.
Hoy no necesitas probar nada. Hoy solo necesitas volver a ti y para eso, quiero que respires hondo, que lleves tus manos al pecho y que repitas en voz baja, conmigo:
“Hoy me reconozco. Hoy me permito avanzar. Hoy acepto mi poder y me comprometo con mi verdad.”
Eso es. No hay promesa más poderosa que esa. Porque desde ahí empieza todo. Desde ese instante de honestidad contigo misma se abren caminos nuevos. No por magia ajena, sino por el orden que tú misma comienzas a establecer en tu interior.
Desde este punto, escucha bien:
Hoy los detalles importan.
Hoy el cuidado de lo pequeño tiene más fuerza que lo grandioso.
Hoy una palabra dicha con ternura, un mensaje sincero, una acción consciente, puede mover más energía que una gran decisión impulsiva.
Por eso, pon atención y observa, afina tus sentidos y sé clara con lo que haces, con lo que das, con lo que permites. No te distraigas. Lo que cultivas hoy construye la realidad de mañana.
Y no olvides cuidar tus vínculos. No como una obligación, sino como un acto de amor hacia ti. Rodéate de quienes te ven, te escuchan, te honran. Y si hay relaciones que ya no vibran con tu crecimiento, permite que se transformen. No todas las personas están destinadas a acompañarte en cada etapa. Algunas solo estaban para enseñarte algo que ya has integrado.
A partir de hoy, cada paso que des puede tener un impacto enorme. Por eso, no te apresures, pero tampoco te detengas. Avanza con presencia. Avanza con discernimiento. Avanza con amor hacia ti.
Y si dudas, si sientes que flaqueas, invócame.
Yo estaré contigo. Con mi luz, despejaré tu mente. Con mi fuerza, reforzaré tu voluntad. Con mi espada, cortaré los lazos que te atan al miedo. Con mi escudo, protegeré tu energía para que nada ni nadie la desgaste.
Hoy es un buen día para poner orden. Para tomar decisiones con firmeza. Para elegirte con más claridad. Para dar ese paso que sabes que necesitas, aunque tiemble tu voz, aunque tu corazón lata más fuerte. Eso no es debilidad. Eso es vida. Eso es alma en movimiento.
Recuerda:
No necesitas saber cómo terminará todo. Solo necesitas saber cuál es el siguiente paso fiel a ti.
Ese paso es el que hoy está en tus manos.
Te dejo estas palabras como guía y como recordatorio de tu propia luz. No las leas como algo bonito. Léelas como una promesa interior. Como el inicio de tu nuevo capítulo.
Decreto del Arcángel Miguel para hoy:
Hoy elijo caminar en coherencia con mi verdad. Me libero de lo que ya no soy, confío en lo que siento, y avanzo con fe, claridad y poder hacia la vida que merezco.
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